LAS ZAPATILLAS Y LOS RESONADORES.-Por Antonio Juárez Bayón.-
Se ha escrito mucho sobre estos elementos, debido a la importancia que tienen en el comportamiento del saxofón, así como su influencia en el sonido, puesto que al igual que ocurre
con la abrazadera, hay quien afirma que según la clase o tipo de zapatillas que lleve el instrumento, el sonido podrá ser más o menos brillante, más o menos suave, más o menos dulce, etc.. Teoría
que por el momento está muy compartida entre los saxofonistas, pero que no goza de un acuerdo unánime.
Estos complementos conocidos como zapatillas
o zapatas, como les llaman algunos, son propios de los instrumentos de viento-madera, saxofón, clarinete, etc. etc., y no de los instrumento de viento-metal.
El número de zapatillas que precisa cada saxofón es más o menos similar. En el caso del saxofón alto, es generalmente de 26, de las cuales 13 corresponden a llaves que permanecen cerradas y otras 13 a llaves que
están abiertas. Es recomendable que cada instrumento lleve su juego de zapatillas originales.
Breve descripción de las mismas.-
Las zapatillas son, obviamente circulares y de diámetro muy diferente, que puede oscilar entre 1 y 10 centímetros, según
el tipo de instrumento, y su grueso puede estar entre 5 y 7 milímetros, dependiendo igualmente del modelo de saxofón.
Son básicamente
una especie de almohadilla tratada, cuya función principal consiste en sellar el paso del aire dentro del instrumento para conseguir así las distintas notas o sonidos. Están generalmente compuestas por cartón,
fieltro, cuero u otros materiales de distinto origen y un componente conocido como resonador.
Origen de los principales
materiales utilizados para la fabricación o elaboración de zapatillas
De origen animal.-
a).- De piel de vaca.- Estas están consideradas de buena calidad ya que repelen el agua y además, según algunos fabricantes y profesionales, producen un sonido más puro.
b).- De tripa de vaca.- Son de mayor suavidad como es lógico y se emplean en llaves de reducido tamaño como en clarinetes y flautas.
c).- De piel de cabra, oveja e incluso de canguro.- Las de cabra y oveja son similares entre sí y de buena calidad. Las de canguro son de una piel muy dura, pero a la vez ligeras y resistentes
y desplazan muy bien el agua, características estas que prefieren los fabricantes y sobre todo los músicos profesionales.
De origen vegetal.-
Las más utilizadas son las de corcho, sobre todo en oboes y para orificios muy pequeños de los clarinetes y saxofones.
Sin embargo, son muy propensas a degradarse por efecto de la humedad y del roce, lo que hace que en la actualidad algunos instrumentistas presenten reparos.
De origen sintético.-
Este tipo de zapatillas se han empezado a fabricar en la década de los 70, y como es natural son muy resistentes al agua, son
silenciosas y producen buena resonancia en el saxofón. En su contra juega que son demasiado blandas y dejan residuos de desgaste, motivos por los que han sido muy poco utilizadas.
Las zapatillas Gore-Tex, son impermeables y se utilizan normalmente en el Clarinete Bufett, pero estas en concreto, según algunos clarinetistas, tienen el inconveniente
de que se pegan a los oídos del instrumento y además son muy caras.
De origen metálico.-
Este tipo de zapatillas entre las que se encuentran las conocidas JS, no es que sean de metal exactamente, sino que lo que tienen es una capa muy fina de metal (oro o plata), en la superficie. Son muy suaves, silenciosas
y no absorben la humedad lo que las convierte en zapatillas de larga duración.
Existen también unas zapatillas autoajustables en las que el fieltro es sustituido
por acero inoxidable o titanio y la piel por goma, lo que permite una fácil adaptación al oído, como por ejemplo las Top Tone. Estas, tienen la ventaja además de que no se pegan y son también de larga
duración, lo que hace que se estén instalando en todo tipo de saxofones.
El resonador y su influencia en el sonido.-
Como he dicho al principio del tema, en la composición de las zapatillas entra otro elemento conocido como resonador. Se trata de una pieza circular de aproximadamente medio milímetro
de grosor que suele ser de metal, aluminio, latón, plástico o cualquier otro material. El resonador, va colocado por el exterior en el centro de la zapatilla para sujetar la piel o el material con la que está cubierta
a los demás componentes de la misma por medio de un remache y que generalmente se coloca en aquellas de mayor tamaño.
Los resonadores pueden ser dorados, plateados,
planos, abombados, estriados, convexos, con remache y sin remache.
La influencia que los resonadores puedan tener en el sonido es dudosa para algunos. Sin
embargo, para otros es real y efectiva y basan esta afirmación en pruebas realizadas al efecto, hechas con un mismo saxofonista, igual saxofón, igual setup, lugar de actuación, temperatura ambiente
y equipo de grabación, donde tras dichas pruebas, se constató que con resonadores de plástico similares a los de los saxofones Mark VI (cuando venían con resonadores de plástico),
se obtuvo un sonido mucho más oscuro, pastoso y dulce, que con otro tipo de resonadores.
Por el contrario, con resonadores metálicos sometidos
a la misma prueba, se obtuvo un sonido más brillante, que variaba dependiendo del metal y forma escogida para el resonador, destacando sobre todo los estriados, debido a las diferentes reflexiones de las
ondas sonoras que producen las distintas superficies anguladas de los mismos.
Significar también, que los famosos resonadores Noyek aumentan la superficie de
resonancia y por lo tanto generan un incremento del volumen de sonido. Casi el 100% de los saxofones de gama alta están equipados con estos resonadores metálicos.
En mi opinión, cuanto se acaba de decir respecto de unos y de otros, no prueba que sean mejores o peores los resonadores metálicos que los de plástico y que su influencia en el sonido sea tan decisiva como
opinan algunos. Pero desde luego, si esta constatado por los distintos fabricantes, que los resonadores en general influyen de manera positiva en el sonido.
Por
último y por su relación con el sonido, haré una breve referencia a la sordina para saxofón”. Se trata de un accesorio empleado por los saxofonistas en circunstancias excepcionales,
y que modifica de una manera muy sustancial la intensidad sonora del sonido del saxofón.
Este accesorio fue utilizado por primera
vez por Marcel Mulé, Consistía en un anillo de madera forrado generalmente de terciopelo o felpa que se colocaba en la campana del saxofón y tenía una misión dulcificadora
del sonido, a la vez que facilitaba la emisión de ciertas notas cuando se tocaba suavemente. Sin embargo, tenía el inconveniente de que no se podía emplear del Re grave hacia abajo ya que estas últimas
notas se veían afectadas en su afinación y sonoridad, de ahí su poca utilización por entonces.
En la actualidad, las sordinas para saxofón están
fabricadas en fieltro, esponja y otros materiales de tipo poroso, y así como en tiempos de Marcel Mulé consistía en un solo disco, ahora consta de dos, uno de ellos de menor diámetro para su mejor adaptación a la campana,
separados de 5 a 7 ctm., y unidos entre sí por unos soportes metálicos. Es más existen pequeños cilindros (sordinas), de esta especie de esponja que se adaptan al interior del tudel incluso de la boquilla. Dichos
accesorios reducen la sonoridad en casi el 50% y se emplean fundamentalmente para estudiar o tocar sin causar molestias a nadie.
Últimamente ha salido al mercado la sordina electrónica. Diríamos que es una especie de funda o estuche que envuelve todo el saxofón, con
los orificios correspondientes para meter las manos. Reduce el sonido entre un 60 y 75 %. Pero, esta sordina tiene algunos inconvenientes ya que la emisión de notas graves resulta difícil y además es un producto
bastante caro. Es decir, ocurre como con muchos productos en la vida, lo que va bien para una cosa va mal para otra.
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